CAPITULO 2 NACIMIENTO

CAPÍTULO 2:

NACIMIENTO

     La historia de Miguel comenzó hace sesenta y siete años, cuando nació. Sus padres, Edmundo González Gonzalez (Mundi) y Manuela Ruiz Abascal, vivían felices en un pequeño piso en Santander, gracias a una tienda de ropa que habían conseguido sacar adelante con el dinero que consiguieron al vender una moneda de oro que habían recibido como regalo de boda.
     Dos años antes, Mundi, a sus treinta años, decidió que era la hora de dar el gran paso. Había conocido a Manuela hacía ya siete años y llevaban siendo novios por lo menos cinco. No era un hombre impulsivo y había pensado mucho Así que llevó a Manuela de excursión a la montaña de los Machucos. Era un día totalmente despejado, de esos que no hay muchos por la zona. Desde lo alto en donde se encontraban se podía ver perfectamente la bahía de Santander y se divisaba la pequeña ciudad de Santander al fondo. Pensó que era un día perfecto, era una buena señal así que no lo dudó más y se lanzó. Sacó una pequeña cajita de su bolsillo y se arrodilló al lado de Manuela. Y allí mismo le pidió matrimonio.

      No invitaron a muchas personas a la boda, que celebraron en su pueblo. Pero la verdad es que fue mucho mejor de lo que hubiesen esperado. Estaba presente toda su familia (padres, hermanos, cuñados y sobrinos) y algunos de sus amigos.

     La ceremonia tuvo lugar en la iglesia del pueblo, que tenía un encanto especial, aunque estaba bastante deteriorada por el paso del tiempo. El altar era de mármol blanco; debía de haber sido muy bonito en su época pero ahora estaba amarilleado por el paso del tiempo y por la humedad de la zona. Y la iglesia no contaba con bancos, tan solo había unas cuarenta sillas de madera plegables.

     Manuela llevaba un vestido de boda precioso. Lo había heredado de su madre. Habían tenido que hacerle algunos arreglos claro, pero parecía que estuviese pensado para esa boda.  Mundi, con su traje de los domingos, que también le había arreglado su madre para la ocasión, iba muy guapo. No parecía el mismo así vestido. Los invitados tampoco tenían mucho dinero, pero todos se habían esmerado en ir arreglados a la boda. Manuela y Mundi nunca pensaron ni esperaron que fueran a recibir ningún regalo caro de sus parientes, bastaba con mirar el aspecto de la boda. Así que cuando los padres de la novia se dirigieron a la pareja y les entregaron una moneda de oro del tamaño de un puño, a Manuela le entraron mareos. En su familia nunca había faltado dinero para comer pero nunca pensó que sus padres guardasen una moneda como esa y no la hubieran gastado en cualquier otra cosa para ellos. Sus padres le contaron que habían heredado esa moneda de oro de un tío lejano que había ido a América a hacer fortuna. Ni Manuela ni Mundi sabían nada acerca del inesperado regalo así que la sorpresa fue mucho mayor. Sin lugar a dudas les iba a venir muy bien para empezar su nueva vida y para formar una nueva familia como tenían pensado.

     Le daban muchasvueltas y pensaban y pensaban cuál era la mejor forma de invertir esa moneda,  hasta habían hecho una lista con todas las posibilidades en la que entraban desde mudarse a una mejor casa, hasta comprarse toda una vaquería. Pero al final decidieron cumplir el sueño de Manuela y abrir una tienda en el centro de Santander. Aunque no se ponían de acuerdo en el tema más importante, de qué iba a ser la tienda. Por supuesto, no podían abrir una tienda de algo en lo que no estuviesen especializados, así que lo más sensato era abrir una tienda de ropa, dado que Manuela desde pequeña cosía muy bien y la gente le encargaba trajes que ella hacía por diversión y por gusto y que le aportaban siempre unas monedas extras de dinero que venían muy bien a la familia. Además, en Santander casi no había tiendas y la gente iba a comprar muchas veces a otras ciudades cercanas como Bilbao. Eso les hacía pensar que iban a tener bastantes clientes.

     Siguieron adelante con su idea, les costó mucho trabajo abrir la tienda. Primero tuvieron que encontrar un buen local en el centro que no fuese muy caro. Estaba claro que la suerte estaba a su favor porque coincidió que justo enfrente del ayuntamiento habían construido una nueva casa y en sus bajos había disponible un local bastante amplio. Les pareció que el lugar era perfecto para sus intenciones y compraron el local sin dudarlo demasiado. No les salió barato pero fue una buena inversión. Lo siguiente fue hacer unos arreglos para que el negocio resultase agradable y para que la gente que pasaba por allí quisiese entrar a ver la mercancía. Manuela tenía muy buen gusto para eso y consiguió decorarlo de forma que llamaba la atención. Hizo que le construyeran unos grandes escaparates para poder lucir toda la mercancía y eso tuvo mucho éxito porque todo el mundo que pasaba por allí se paraba a ver lo que se vendía en la tienda.

Mientras duró la obra de la tienda Manuela aprovecho para ir cosiendo y preparando mercancía. También consiguió que le trajesen de Barcelona telas preciosas que hasta la fecha nunca se habían vendido en Santander.

     Al cabo de unos meses tenían muchos encargos y habían conseguido la mayor parte de todas las telas y resto de mercancía que habían comprado para iniciar el negocio. No tardaron mucho en recuperar el dinero invertido y se dieron cuenta de que habían acertado. Con la idea de que tenían que aprovechar el tirón decidieron ampliar la tienda y además de ropa decidieron vender otras cosas que la gente les solía preguntar sin tenían. Asi es como trajeron manteles, trapos de cocina, toallas, pijamas… Se convirtió en una de los principales comercios de la ciudad.

Trabajando mucho consiguieron tener un negocio estable que era lugar de referencia en la ciudad así que sabían que había llegado el momento de agrandar la familia. Desde que se casaron habían estado esperando el momento más adecuado para tener un hijo. Los siguientes meses fueron difíciles para Manuela y para el negocio porque estando embarazada no era fácil poder con todo. No podía coser durante tantas horas, tenía que descansar más y tenía muchas molestias. Finalmente dio a luz a los ocho meses de embarazo. Rompió aguas en casa y tuvo él bebe veinte minutos después. Fue un parto tan rápido que no dio tiempo ni a avisar a la matrona, ni al médico. Pero todo fue bien y no hubo complicaciones. Fue una niña a la que llamaron igual que su madre: Manuela. Estaban muy felices de ser padres por fin, la niña era muy buena. Comía bien y dormía bien, sus padres no se cansaban de mirarla y de disfrutar con sus monerías. La alegría y la ilusión llenó la casa. Manuela se iba a trabajar con la niña a la tienda, y gracias a que vendían ya mucha mercancía que traían de otras ciudades no era tan necesario que ella cosiera tanto. El negoción seguía yendo bien y ganar dinero no era el mayor de sus problemas. El segundo embarazo de Manuela no se hizo esperar. Ahora su mayor preocupación era pensar si el siguiente bebé iba a ser niño o niña. Este segundo embarazo fue bastante mejor que el primero: Manuela no estaba tan cansada y se la veía animada. Ya hacía tres años que habían abierto la tienda y ya no se acordaban de cómo había sido su vida antes de abrirla. Les iba tan bien que no se lo podían creer. Así, en esta situación, un 18 de julio de 1899 nació Miguel González Ruiz, el varón que estaban esperando.

     Manuela y Mundi tuvieron un tercer hijo un año después, de modo que en poco tiempo se convirtieron en una familia numerosa. 


     Durante los siguientes años, su vida transcurrió como la de cualquier otra familia de la época. Con el dinero que iban ganando se compraron una casa al lado del negocio para no perder tiempo en ir y venir; y para tener a los hijos cerca del lugar donde pasaban la mayor parte de su tiempo. Los tres hijos: Manuela, Miguel y Mundi se criaron desde que nacieron en una tienda y aprendieron mucho de lo que les rodeaba.  Fué su primera escuela y se acostumbraron a tratar con los clientes y a las rutinas del trabajo.

Comentarios

  1. Tuvo que ser una boda triste si no invitaron a nadie. ¡Pero con una moneda se puede hacer más de lo que la gente se piensa!

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  2. Realmenteme ha enganchado, no sé cómo pero me he adentrado de lleno en la historia xD tus textos son increíbles nwn

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  3. La historia muy entretenida , pero algunas partes te ha faltado puntuaciones , como en : y había pensado mucho Así que

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  4. ¡Me encanta! Creo que utilizas un vocabulario muy adecuado. Buen trabajo

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  5. Me ha enganchado, muy buena historia, esta bien estructurada y eso hace que sea fácil de leer. Si la anterior era buena esta es mejor. ¡Sigue así!

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  6. Esta bien redactado, con detalles y entretenido, Sigue así.

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  7. Muy bien escrito, me ha gustado mucho y no tengo ninguna pega.

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  8. sin comentarios, me ha gustado mucho y eres de la unicas personas que esta jugando con el orden cronológico

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  9. Me encantan tus capítulos, no tengo pegas, la forma coherente en la que lo cuentas todo me engancha. Estoy deseando leer el siguiente.

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  10. La manera en que desarrollas la historia hace que te enganches muy rápido. Me encanta como describes, das detalles. Un capítulo magnífico sin duda

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  11. Me gusta mucho esta muy bien desarrollada sigue cuando usas el término mercancía para referirte a telas y a vestidos me parece demasiado genérico también me parece poco una línea para pasar de los 65 años a antes de nacer

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  12. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  13. me ha encantado tanto como el primero: buen vocabulario, bien hilado...

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